Las personas que trabajamos en la escuela pública tenemos en muchas ocasiones la sensación de luchar contra titanes que nos sobrepasan. No resulta nada fácil combatir el analfabetismo intelectual y moral que se expande hoy día como una plaga. El filósofo Rafael Argullol apunta en las páginas de El País que la escuela no es sino la punta de un iceberg con una montaña sumergida de ignorancia autosatisfecha que recorre la sociedad en su conjunto. Las vidas pública y privada en este país están dominadas, por ejemplo, por un estilo lingüístico tertuliano "basado en el grito, en el sarcasmo y en la impunidad". ¿Cómo construir una sociedad de ciudadanos críticos, reflexivos y libres en un país donde "el sectarismo, la parodia y la miseria cultural se han convertido en moneda de uso corriente"?
"Lo que está en peligro es la democracia en manos de los ignorantes. Cuando no queden ciudadanos, solo habrá súbditos". Merece la pena leer el artículo completo.
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