Al acercarme esta mañana al quiosco, ya sabía que seguramente no iba a ver la cabecera de Público. Este blog se queda un poco huérfano, pues muchos de los enlaces a las noticias de actualidad remitían a este periódico. Es cierto que para mucha gente de los movimientos sociales alternativos de este país –más cercanos a Diagonal y a Rebelión– Público era otro periódico reformista más con un disfraz izquierdista con el que recoger votos para PSOE e IU. Como escribía Miguel Romero dese las páginas de Viento Sur: ¿Sería preferible otro diario de base cooperativa y más a la izquierda? Pues, en mi opinión, sí. Pero ahora esto es lo que hay y no es nada despreciable. No existe en ningún país europeo ningún diario con el pluralismo político y la difusión de Público.
En medio del lodazal neoliberal y neoconservador que domina nuestro presente, Público se había convertido en un confortable y combativo espacio donde encontrar voces de pensamiento crítico tan necesarias como las de José Manuel Naredo, Josep Fontana o Viçenc Navarro; o columnas mordaces y diarias como las de Isaac Rosa o Ignacio Escolar; o viñetas como las de Manel Fontdevila; o noticias contraculturales de combate por la Historia.
Público, un dique informativo que no ha resistido a los embates del capital...
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