En las clases de Historia del mundo contemporáneo, estamos trabajando desde hace algo más de un mes una larga unidad didáctica sobre la guerra en la historia. El horror de las trincheras en 1914-1918, el exterminio de los campos nazis y los bombardeos indiscriminados de ciudades en 1939-1945 son algunos de los jalones de la vergüenza del recorrido que estamos siguiendo.
Comencé la unidad leyéndoles el fragmento de Eric Hobsbawn que cité en un post anterior sobre las muertes de civiles. Desgraciadamente, la actualidad sigue siendo terca como una mula y nos muestra que todo sigue igual. Leemos en Público digital que lo que está ocurriendo en Siria no es una guerra, sino una masacre indiscriminada. Y en El País tenemos el dato: según la ONU, los muertos totales en Siria pueden rondar los 9.500, de ellos 7.500 son civiles. "¿Quién salvará a los civiles de Homs?" Se pregunta Ramón Lobo.
El escritor Erri De Luca –que vivió de niño el horror de la Segunda Guerra Mundial en su Nápoles natal– volvió a experimentar la pesadilla de los bombardeos y de las sirenas de alarma en Belgrado, cuando los aviones de la OTAN sobrevolaban la ciudad en 1999: "Esa es la banda sonora del siglo XX: la sirena de alarma antiaérea. El bombardeo de una ciudad es para mí el acto terrorista por excelencia porque busca causar el mayor daño posible, indiscriminadamente. Así es la guerra moderna: la que mata más civiles que soldados". [La entrevista completa al escritor italiano aquí]
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