Hoy hemos salido a la calle cientos de miles de personas para decir NO a la nueva reforma laboral que deja a los trabajadores desnudos y a la intemperie, para intentar construir algún dique que pueda servir de resistencia a los ataques del capital. Porque en estos tiempos extremadamente duros no son buenas compañeras la apatía y la resignación. Como decían los anarquistas portugueses de los años veinte y treinta del pasado siglo: hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores.
O como podía leerse en alguno de los documentos de la Internacional española en 1872: "Los trabajadores queremos asegurarnos, por nuestros propios esfuerzos, los derechos naturales: al trabajo, a la vida, a la enseñanza, a la asistencia. Queremos poner un dique a las pretensiones cada día más avasalladoras del capital: lejos de querernos perjudicar más los trabajadores de las diferentes naciones, queremos auxiliarnos; es más, queremos ser hermanos. A este pensamiento sublime responde perfectamente nuestra organización; y lo conseguiremos con la resistencia al monopolio del capital que es el supremo medio del que dispone la Asociación Internacional de Trabajadores."
Ciento cuarenta años más tarde, ese puñado de palabras nos siguen siendo útiles para inspirar nuestras luchas: asociación, derechos naturales, diques, resistencia al capital, fraternidad y auxilio internacional.
[La cita es del prólogo del documento "Organización social" (1872), utilizado en uno de los congresos de la I Internacional española, y la tomo de la Antología documental del anarquismo español; p. 121]
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