"Si no se trabajan los afectos y el mundo emocional no se podrá cambiar nada. Los alumnos más necesitados de afecto son los que menos invitan a ello, los más airados, esquivos y realmente antipáticos. Creo que es imprescindible para tratar con menores tener muy en cuenta que la afectividad es, realmente, el único antídoto contra el comportamiento indeseable. Siempre, eso sí, desde la actitud resuelta y decidida del adulto que sabe lo que está pasando en el camino a la deriva de un alumno. Aunque suene arcaico y platónico, sólo se puede acceder al conocimiento a través del amor y únicamente es posible transmitir y comunicar algo a los demás por mediación del amor. Cosa muy diferente a la 'gestión' del aula: la gestión se puede programar y la afectividad no".
Tanto en la entrevista como en el libro, Concha Fernández Martorell deja claro que la crisis de la institución escolar es el síntoma de una crisis más amplia, una crisis que está desmantelando el tejido social. Y no olvidemos que las principales víctimas de esta crisis global que afecta a la escuela son los niños y adolescentes:
"...Ya nadie atiende a las inquietudes juveniles, que siempre son interpretadas como hostiles.
La adolescencia es una etapa difícil y compleja, repleta de inseguridades y temeridad, a menudo carente de una visión objetiva de la realidad y de las personas, pero dotada de una energía desbordante y capaz de ser muy generosa. Todo ello pueden ser virtudes, las que hacen tan bellos esos años, pero son también la fuente de los problemas que se desencadenan en esta etapa. Si el entorno social, especialmente a través de la publicidad y los medios, se empeña en alimentar peligrosamente la dispersión, abonar la superficialidad y alentar la imprudencia, es decir, aprovechar la fragilidad de la adolescencia para conseguir otros fines, introduciendo el consumo compulsivo, la distorsión del deseo y la conducta histérica, por el estrecho intersticio que separa la infancia de la adolescencia, justo al inicio del camino hacia la autonomía, al mismo tiempo que ridiculiza y destruye los espacios que aportan al joven seguridad y protección (escuela, familia, amistad), el resultado es lo que está pasando en la enseñanza secundaria, lugar donde los conflictos explosionan abiertamente, sin que se pongan los medios necesarios para reconstruir los pedazos de vida". (pp. 14-15 de su libro)
(La entrevista la hace Amador Fernández-Savater y está colgada en su blog de Público -Fuera de lugar- donde enlaza con otra entrevista a Concha Fernández Martorell publicada en Rebelión)
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