lunes, 10 de enero de 2011

Educación sexual

                                                                                               Para José B.

Enero de 2011.

     El Papa Benedicto XVI, durante un encuentro con los embajadores en el Vaticano, arremete contra los países que en sus escuelas obligan a los adolescentes y jóvenes a estudiar educación sexual, considerando que el laicismo y una determinada educación ciudadana constituyen "otra amenaza a la libertad religiosa de las familias en algunos países europeos, donde se ha impuesto la participación a cursos de educación sexual o cívica que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón". (El País)

Un siglo antes, en 1911...

     La anarquista rusa Emma Goldman redactó una conferencia sobre la importancia social de la Escuela Moderna. En ella, dedica un breve capítulo a la educación sexual donde critica con dureza a los puritanos y moralistas que hacen del sexo algo sucio y oscuro que debe permanecer alejado de los espacios de educación pública:
 
     "Un sistema educativo que se niega a ver en el joven el desarrollo y crecimiento de una personalidad, una mente independiente y lo saludable de un desarrollo corporal libre, ciertamente no admitirá la necesidad de reconocoer las fases de la sexualidad en el niño. Los niños y los adolescentes tienen sus propios sueños, sus vagos presentimientos del impulso sexual. Los sentidos se abren poco a poco como los pétalos de un capullo, la cercanía de la madurez sexual realza las sensibilidades e intensifica las emociones. Nuevas visiones, fantásticos cuadros, aventuras coloristas se siguen unas a otras en una veloz procesión ante el despertar sexual del niño. Es aceptado por todos los psicólogos sexuales que la adolescencia es el más sensible y susceptible período para las más fantasiosas y poéticas inusuales impresiones. El fulgor de la juventud -¡ay, de duración tan breve!- se encuentra estrechamente vinculado al despertar del erotismo. Es el periodo en que las ideas y los ideales, los propósitos y las motivaciones, comienzan a formarse en el pecho del ser humano; (...)
     
     Los puritanos y los moralistas no dejan nada sin hacer para echar a perder y manchar este mágico período. El niño no debe reconocer su propia personalidad, y mucho menos ser consciente de su propia fuerza sexual. Los puritanos levantan un alto muro alrededor de este gran factor humano; ni un rayo de luz se permite penetrar a través de la conspiración del silencio. El mantener al niño en la ignorancia en todas las cuestiones del sexo es considerado por los educadores como una especie de deber moral. Las manifestaciones sexuales son tratadas como si condujeran al crimen, a pesar de que los puritanos y los moralistas, más que nadie por experiencia personal, saben que el sexo es un factor fundamental. No obstante, ellos continúan desterrando todo aquello que pudiera aliviar la atormentada mente y alma del niño, que pudiera liberarlo del temor y la ansiedad.
     (...)
     Los defensores del puritanismo, de la moralidad, del actual sistema educativo, sólo han tenido éxito haciendo la vida más reducida, pobre, y más desdeñable -y, ¿qué persona preclara puede tolerar tales ultrajes?"

(En Emma Goldman: La palabra como arma, Tierra de Fuego y La Malatesta editorial, 2008; la cita en pp. 190-191 y 193).

1 comentario:

  1. Esta noticia es una demostración mas de que la religión en este caso la Iglesia católica que es la que padecemos es una institución arcaica y retrogada y que se mantiene intransigente ante estos temas en este caso la educación aun probado mas que de sobra que sus plantamientos son equivocados.
    Habría que plantearse y para ello esta muy bien el texto de Emma Goldman si verdaderamente la iglesia puede plantear algo diferente de lo que llevamos oyendo siempre o verdaderamente tanto por su origen como por su desarrollo no puede ser de otra manera.

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