martes, 10 de julio de 2012

Lo importante

A partir de un fragmento de la novela Ciudad de ladrones, de David Benioff.    

     Invierno de 1941. Segunda Guerra Mundial. Los nazis han comenzado el sitio de Leningrado. Un grupo de prisioneros rusos está siendo conducido a través del bosque y de la nieve. Uno de ellos reconoce en el grupo a un partisano y lo acusa ante los soldados alemanes de haber robado patatas a los campesinos y de haber matado a muchos alemanes. El partisano se llama Markov y es inmediatamente asesinado por un soldado nazi ante la presencia del resto de prisioneros rusos, entre ellos sus compañeros Vika, Kolya y Lev. Kolya quiso alzar la voz para defenderlo, pero Vika se lo impidió, consciente de que perdería también su vida. A raíz de la muerte de Markov, Vika y Lev conversan:
     "Markov no era importante dijo ella. Yo no soy importante. Tú no eres importante. Ganar la guerra es lo único importante.
     No dije yo. No estoy de acuerdo. Markov era importante. Como lo soy yo y lo eres tú. Por eso tenemos que ganar".
     
     Las grandes ideas y las grandes causas sirven de muy poco si no amparan bajo su sombra a cada uno y a cada una de los que las defienden, incluidos los muertos. Cuando un alto mando militar, un banquero, un cargo político o un líder religioso ven a las personas como medios para conseguir un fin, como cifras para alcanzar un objetivo y unos resultados o como mártires para alcanzar un paraíso, no están entendiendo lo que es realmente importante y no merecen el más mínimo esfuerzo en su favor.
     No hay lucha que merezca la pena sin memoria y no hay revolución más hermosa que la que enarbola la bandera del amor a la vida, a la vida digna. Amor que ha de incluir no sólo a los seres humanos, sino también al conjunto de seres vivos que habitan con nosotros el planeta, desde el renacuajo en su charca hasta el alerce del bosque.

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