Georges Yvetot (1868-1942) era un sindicalista revolucionario francés que abogó en algunos de sus escritos por la creación de escuelas sindicales. Cambiar el mundo del trabajo y el mundo de la educación eran para este tipógrafo anarquista dos caras de la misma moneda y había que luchar con tanto ahínco por mejorar las condiciones de trabajo como por crear una cultura y una educación nuevas. Yvetot fue –además de impulsor de las Bolsas de Trabajo en Francia– un decidido pacifista y estuvo entre los fundadores de la Liga antimilistarista y de la Asociación Internacional Antimilitarista.
Cerrar puertas de conventos y de cuarteles para abrir escuelas nuevas constituía sin ninguna duda para Yvetot una tarea revolucionaria. Esas escuelas auspiciadas por los sindicatos debían ser diferentes a las creadas por el Estado o las regentadas por la Iglesia. Escuelas nuevas alejadas del dogma de la patria y del dogma religioso. Pero también alejadas del dogma del socialismo porque sólo se pueden formar inteligencias fuera de los dogmas, de todos los dogmas. Frente a las banderas y a los dogmas de fe, frente a las consignas partidistas y a los desfiles, la nueva escuela debía enseñar a los niños y adolescentes la vida, enseñarles a vivir, hacerles amar la libertad, desarrollar su amor a la independencia, secundar sus iniciativas, ayudar sus aptitudes.
[Me gusta mirar una fotografía en la que Yvetot aparece sereno y mirando de frente a la cámara sin arrugarse. Está en las puertas del Palacio de Justicia de Nantes para declarar por su implicación en una huelga de estibadores durante la primavera de 1907. Se encuentra rodeado de gendarmes, pero no pierde un ápice de su dignidad obrera y está seguro de que su lucha es justa, pese a que la Justicia diga otra cosa:
En el reverso de la fotografía, reescribo sus palabras y la guardo en mi cuaderno de clase: formar inteligencias fuera de todos los dogmas, enseñarles a vivir, hacerles amar la libertad, desarrollar su amor a la independencia, secundar sus iniciativas, ayudar sus aptitudes. Ése es el programa educativo al que me gustaría poder acercarme]
"El buen maestro imparte una explicación satisfactoria; el gran maestro (...) produce inquietud, transmite intranquilidad, invita a pensar".
ResponderEliminarSennett, R.: El artesano.
¿Dónde se apunta una a esa escuela?