sábado, 30 de octubre de 2010

Ni Dios, ni Amo

     Hoy puede leerse en el suplemento cultural de EL PAÍS, Babelia, un reportaje en torno al anarquismo: "Ni Dios, ni Amo. Un siglo después, qué queda del anarquismo". Entre los artículos, Carlos García-Alix firma uno dedicado a Durruti, Ascaso, Jover y García Oliver, y su proyecto de matar al rey Alfonso XIII en París; Antonio Elorza reseña tres recientes libros sobre el movimiento anarquista español; el escritor Alfonso Domingo hace un ligero repaso de la importancia que para los libertarios tenían la educación y la cultura, deteniéndose en tres proyectos editoriales de diferentes momentos históricos: La Revista Blanca, Ruedo Ibérico y Ajoblanco; y el filólogo griego Carlos García Gual escribe sobre los cínicos griegos como predudio anarquista. Con sus palabras cierro esta entrada:
     "El anarquismo moderno es una doctrina revolucionaria y de empeño político. Surge de un anhelo de una sociedad mejor, más justa e igualitaria; es filantrópico y compasivo, si rechaza el orden actual (anarquía viene del griego an-arché "desorden") es porque confía construir otro, mejor para todos, donde reine la libertad y no la opresión, en un mundo feliz. En ese ideal pueden percibirse todavía algunos ecos de la utopía antigua".

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