domingo, 7 de marzo de 2010

Bakunin: De las facultades de pensar, de hablar y de rebelarse. De la igualdad y la educación de los niños

Miguel Bakunin es considerado, junto a Piotr Kropotkin, el padre del anarquismo y uno de sus pensadores más influyentes. No fue,sin embargo, un teórico alejado de las luchas sociales, sino todo lo contrario, un hombre de acción que participó en muchas de las revueltas y revoluciones acaecidas en la Europa del siglo XIX. De él ha escrito el historiador E. H. Carr que "sentía la llamada de la revolución en la sangre, de la misma manera que algunos hombres sienten dentro de sí la llamada del mar o de las montañas". Por ello su obra escrita está compuesta fundamentalmente por libros inacabados y fragmentos, siendo, sin embargo, una de las obras más creativas y lúcidas del pensamiento revolucionario y filosófico del siglo XIX.

De uno de esos trabajos inacabados, Consideraciones filosóficas sobre el fantasma divino, sobre el mundo real y sobre el hombre, transcribo las siguientes líneas sobre una cualidad que es tan importante desarrollar en el proceso educativo: la facultad de pensar y de hablar.

"El hombre no es el único animal inteligente sobre la tierra. Lejos de eso: la psicología comparada nos demuestra que no existe animal absolutamente desprovisto de inteligencia, y que, cuanto más se acerca una especie al hombre, por su organización y sobre todo por el desenvolvimiento de su cerebro, más se desarrolla su inteligencia y se eleva también. Pero sólo en el hombre llega a lo que se llama propiamente la facultad de pensar, es decir, de comparar, de separar y de combinar entre sí las representaciones de los objetos exteriores e interiores que nos son dadas por nuestros sentidos; de formarlos en grupos; después, de comparar y combinar entre sí esos grupos, que no son seres reales ya, sino nociones abstractas, formadas y clasificadas por el trabajo de nuestro espíritu y que, retenidas por nuestra memoria, otra facultad del cerebro, se convierten en el punto de partida o en la base de esas conclusiones que llamamos ideas (1). Todas esas funciones de nuestro cerebro habrían sido imposibles si el hombre no estuviera dotado de otra facultad complementaria e inseparable de la de pensar: de la facultad de incorporar y de fijar, por decirlo así, hasta en sus variaciones y sus modificaciones más finas y más complicadas, todas esas operaciones del espíritu, todos esos actos materiales del cerebro, por signos exteriores; si el hombre, en una palabra, no estuviese dotado de la facultad de hablar. Todos los demás animales tienen también un lenguaje, ¿quién lo duda?; pero lo mismo que su inteligencia no se eleva jamás por sobre las representaciones materiales, a lo sumo por encima de una comparación y combinación de esas representaciones entre sí, lo mismo su lenguaje, desprovisto de organización e incapaz de desenvolvimiento, sólo expresa reacciones o nociones materiales, nunca ideas. Puedo, pues, decir, sin temor a ser refutado, que, de todos los animales de esta tierra, sólo el hombre piensa y habla".

A estas dos facultades, la de pensar y la de hablar, unirá Bakunin en otros escritos (Dios y el Estado) otra facultad imprescindible de los seres humanos: la facultad, la necesidad de rebelarse.

De la extensísima nota (1) que escribe Bakunin extraigo los siguientes párrafos:

"... La facultad de pensar, como potencia formal, su grado y su naturaleza particular y, por decirlo así, individual en cada hombre, todo eso depende ante todo de la conformación más o menos feliz de su cerebro. Pero luego, esa facultad se consolida por la salud del cuerpo en primer lugar, por una buena higiene y por un buen alimento; después se desarrolla y se fortifica por un ejercicio racional, por la educación y por la instrucción, por la aplicación de los buenos métodos científicos, lo mismo que la fuerza y la destreza musculares del hombre se desarrollan por la gimnasia.
La naturaleza, ayudada principalmente por la organización viciosa de la sociedad, desgraciadamente, algunas veces crea idiotas, individuos humanos muy estúpidos; otras crea también hombres de genio. La inmensa mayoría de los seres humanos nacen iguales o más o menos iguales: no idénticos, sino equivalentes en el sentido de que, en cada uno, los defectos y las cualidades se compensan aproximadamente, de suerte que, considerados en conjunto, el uno vale lo que el otro. Es la educación la que produce las enormes diferencias que nos desesperan hoy. De donde saco esta conclusión: que, para establecer la igualdad entre los hombres, hay que establecerla absolutamente en la educación de los niños".

(He manejado la edición de La Piqueta de sus Obras Completas. La cita puede leerse en el tomo 3, pp. 194-196. En la entrada de "Bakunin" en la Wikipedia, pueden descargarse en formato pdf sus escritos Dios y el Estado y Estatismo y anarquía, dos de sus trabajos más difundidos).    

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