domingo, 10 de noviembre de 2013

Desconfianza, disciplina y control

    A simple vista, puede parecer una anécdota sin importancia, pero pienso que es un síntoma que refleja algo más preocupante. 
    Hace unos días, el director de mi instituto se dirigió a mí –evidentemente incómodo– porque algún compañero se había quejado de que yo dejaba salir a mis estudiantes algunos minutos antes de que sonara el timbre al finalizar la jornada escolar. Le dije que era cierto, que algún que otro día, cuando habíamos terminado la clase y quedaban aún 3 ó 4 minutos, permitía a mis estudiantes de 2º de Bachillerato (17 años) que se fueran ya para casa.
     Lo que me chirría de esta situación, al margen de lo correcto o incorrecto de mi actuación, es la confianza que este compañero/a muestra hacia la autoridad y la desconfianza y sospecha hacia el compañero o el igual. Me preocupa el recurso cada vez más frecuente a la autoridad para resolver el más mínimo incidente o conflicto en la escuela, como si fuéramos niños que al primer pellizco llamamos a papá. ¿Por qué ese compañero o compañera no me comentó a mí que intentara no dejar salir antes a los estudiantes, que al hacerlo desconcentraba a los de su aula y que le impedía terminar con normalidad su clase, como hubiera sido lo natural entre compañeros?
     Otro elemento que también me da que pensar a partir de este aparentemente inocente incidente es ese celo excesivo hacia el orden y la disciplina que domina y asfixia hoy nuestras instituciones, y que en realidad oculta un miedo a la espontaneidad y a perder la compostura, lo que tanta falta nos hace.

3 comentarios:

  1. Lo que el Estado espera de los maestros/as es básicamente lo mismo que lo que espera de los funcionarios de prisiones o de la policía, y eso es algo que la mayoría de los maestros/as cumple sin cuestionarlo.

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  2. Dicho así, parece que no hay escapatoria. Creo que ese modelo de escuela de control responde al tipo de estado neoliberal que se viene construyendo desde hace más de tres décadas, de la mano de una hegemonía cultural e ideológica conservadora. Sin embargo, dentro de un estado social donde se potencie la democracia participativa, el papel de lxs maestrxs podría ser muy diferente.

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  3. Creo que fuera del ejercicio del "Estado de Control" que ejerce el poder sobre ciertas autoridades, lo preocupante, a mi parecer, es que la idea de que la rivalidad entre personas del mismo nivel (en este caso el compañero que acusó tu conducta) denota los rasgos sociales que el capitalismo a inculcado en el inconsciente social, y que está arraigado a un nivel preocupante en las personas, la falta de empatía. Saludos!

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