martes, 28 de septiembre de 2010

Algo de pedagogía y poesía en torno a la huelga general del 29-S

     I. 
     
     Ayer, al llegar a clase, un grupo de estudiantes de cuarto de ESO quería saber qué era eso de una huelga general. Tenían un batiburrillo de ideas y querían aclararse de cara a un día que a ellos les genera cierta incertidumbre por lo que escuchan en la televisión y en casa, porque no saben si las clases se desarrollarán con normalidad e incluso si ellos pueden decidir o no asistir a clase ese día. 
     Muchas de las ideas que han escuchado están en sintonía con el discurso hegemónico dominante, es decir, con un discurso de derechas que no ha parado de criminalizar a los sindicatos y a las luchas colectivas; un discurso que se preocupa solamente de recalcar los peligros que supone impedir el derecho y la libertad individual de trabajar el día de la huelga. Un discurso que habla poco de memoria, de luchas colectivas, de derechos y de conquistas sociales. Ya lo advierte Susan George en su último libro sobre el pensamiento en Estados Unidos y aplicable a gran parte del mundo occidental: los neoliberales han sabido conquistar la hegemonía cultural y se han adueñado del panorama cultural, político e intelectual.
      En clase, estamos inmersos en las características del Antiguo Régimen y les comento a mis estudiantes que hablaremos de huelgas y de luchas obreras cuando abordemos la Revolución Industrial, pero ellos insisten en que adelantemos algo aprovechando el día cercano de la huelga general. Y tienen toda la razón. ¿Para qué esperar a la revolución industrial y al surgimiento del movimiento obrero si es ahora cuando ha surgido la curiosidad y la chispa de un aprendizaje?
     Nos ponemos manos a la obra y vemos un extracto de un vídeo sobre el surgimiento del movimiento obrero en España; observamos lo que mueve a los obreros a emprender acciones de protesta y de lucha, cuáles son sus reivindicaciones, y discutimos acerca de su conveniencia y legitimidad; apuntamos el origen de los primeros sindicatos en nuestro país (UGT y CNT) y finalmente conocemos las huelgas generales que se han desarrollado en España. Porque como comenta en su blog José B. Seoane, sería bueno hacer un esfuerzo pedagógico que recuerde a las nuevas generaciones la historia de las huelgas generales en España. 


     II.


     Llego a casa pensando en el deseo de aprendizaje de los adolescentes y en el mercado laboral que les espera. 
     Abro uno de los últimos poemarios de Jorge Riechmann: 


     "LA BELLEZA DE LA HUELGA GENERAL

CON independencia de todos los valores ético-políticos que pueda tener una huelga en una situación determinada, en ella hay algo valioso en cuanto tal, más allá de las circunstancias concretas que la enmarcan: su carácter de interrupción del curso maquinal de las cosas.

Es un corte potencialmente capaz de romper el desastre hacia el que se encamina el mundo. En el universo del tardocapitalismo, lo maquinal es el principio de muerte, y tenemos que saludar la discontinuidad como una afirmación de vida.

Frente a la dictadura del “tiempo real”, la demora.

Frente a la brutal coacción de lo inmediato, la articulada delicadeza de las mediaciones.

Frente al abaratamiento de la palabra (condicionado por las mejoras técnicas en el campo de las telecomunicaciones), el valor de la reticencia y el silencio.

Frente a la falsa autoridad de la imagen, la dignidad del hueco.

Frente a la tiranía del trabajo muerto, frente a la demagogia de la normalidad, la restallante belleza de la huelga general."


Jorge Riechmann

III.

     Subrayo y paso a mi cuaderno de notas un puñado de palabras: discontinuidad, demora, mediaciones, reticencia, silencio, hueco, belleza, huelga general.





miércoles, 22 de septiembre de 2010

La obsesión por la seguridad... también en las escuelas

     Gemma Galdón Clavell, investigadora en seguridad y espacio público en el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona, escribe unas columnas en el diario Público sobre el delirio securitario que inunda el mundo actual, sobre los miedos reales e inventados, la privatización y reglamentación continuada de los espacios públicos y sobre la obsesión por la seguridad y la videovigilancia. De su columna de hoy, sobre la incertidumbre, extraigo el siguiente texto:
 
     "Sea por lo que fuere, en nuestra creciente animadversión a la incertidumbre propia y de los que tenemos cerca, parecemos haber perdido la capacidad de valorar qué es lo que constituye o no peligro, y mientras instalamos videovigilancia en las escuelas, y tornos para controlar las entradas y salidas en los institutos, alegando una poco justificable preocupación por la seguridad, recogemos a los alumnos en coche sin pensar ni un segundo que éso constituye el mayor riesgo objetivo al que les expondremos en todo el día.
     Y así, buscando escapar de la incertidumbre, nos lanzamos a 120 km/h por la carretera de la autocomplacencia. Y aún así, llegamos a casa sanos y salvos. Igual que ayer. Igual qu
e mañana."

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Escuelas: ¿centros de adiestramiento o espacios para la imaginación?

     Comienza septiembre. Subrayo dos citas del escritor Alberto Manguel recogidas en una entrevista que publica hoy El País:
  
     "Nos define como especie el poder de reflexionar y de imaginar. Estamos convirtiendo las escuelas en centros de adiestramiento. Han dejado de ser sitios en los que la imaginación se desarrolla gratuitamente, por ninguna otra razón que para desarrollarla, y exigimos que la educación rinda cuentas. La ministra francesa de Finanzas lo dejó claro: hay que pensar menos y trabajar más. Se trata de crear esclavos consumidores: nadie que piense dos minutos compra unos jeans rasgados por 300 euros"

     "Se desprecia la inteligencia de la gente diciendo que es incapaz de enfrentarse a un libro complejo. El resultado es que en EE UU muchos autores literarios solo publican en sellos universitarios".