martes, 25 de mayo de 2010

La enseñanza de la historia en... Tejas

     "Desde ahora, en los libros de texto de historia de Tejas se definirá a Estados Unidos no como una democracia sino como una "república constitucional"; se restará importancia a la separación entre religión y Estado; se justificará en parte la caza de brujas anticomunista del senador Joseph McCarthy en los años cincuenta; se asegurará que las instituciones internacionales como la ONU merman la soberanía estadounidense, y se recuperará laboriosamente una buena parte de la historia de los Estados confederados del Sur del país durante la Guerra Civil."
 
     Así comienza el artículo que firma David Alandete desde Washington para El País. Hace unos días comentábamos en este blog la preocupante situación de la educación en muchos centros públicos de Israel. En Tejas, se están cambiando los planes educativos estatales porque se considera que la visión actual es demasiado progresista y la religión pasa a ocupar un lugar central en la interpretación de la historia. El ideario conservador y neoliberal guiará el programa de los nuevos libros de texto de historia. Y la Biblia siempre al lado por si surge alguna duda...

¡Viva la Escuela Moderna!
 

lunes, 24 de mayo de 2010

Espacio y democracia: ¡Las ciudades para quienes las habitan!

     Una de las constantes del pensamiento y del movimiento anarquista es su preocupación por el espacio. El objetivo no es prepararse para la lucha final, sino transformar en el día a día los espacios cotidianos donde vivimos. La libertad está reñida con un orden concentracionario o de control y, por tanto, los espacios de trabajo y de ocio han de ser espacios de autonomía y de creatividad, auténticos lugares públicos controlados por la comunidad.
     No es una casualidad que dos clásicos del anarquismo, Kropotkin y Reclus, fueran geógrafos y que mostraran un inusitado interés por estudiar el territorio y ponerlo en relación con la organización de la nueva sociedad libertaria. No podemos olvidar tampoco que uno de los principales logros de la revolución libertaria de 1936 en España fue la puesta en marcha de las colectividades, tanto en el campo como en la ciudad. Del mismo modo, detrás de gran parte del movimiento okupa de nuestros días está esa concepción libertaria de dar vida a espacios muertos, de habilitar espacios que han sido abandonados y degradados por la lógica del capital y de la especulación inmobiliaria.
     La ocupación, gestión y dinamización de espacios es un elemento crucial para la socialización, para el aprendizaje de la cooperación y la solidaridad, para la discusión y el debate, para la elaboración de un pensamiento colectivo, así como para el disfrute y la diversión. 
     A continuación, añado un vídeo de José Manuel Naredo, uno de esos pensadores globales imprescindibles para entender nuestro tiempo. Naredo es un intelectual crítico difícilmente encuadrable en una sola disciplina académica. Aunque de formación economista, en sus escritos relaciona múltiples saberes: historia, ecología, geografía, política, sociología... y en ellos aborda aspectos relacionados con temas como la teoría económica, la economía ecológica, los flujos de materiales y energías, el agua, la agricultura, el metabolismo de las ciudades, el boom inmobiliario, la democracia y un largo etcétera. 
     El vídeo es una entrevista a raíz de la concesión en 2008 del Premio Internacional de Geocrítcia. Naredo apunta la importancia de que las ciudades pertenezcan a sus ciudadanos y no al capital; critica esta democracia actual de baja intensidad y defiende una sociedad civil fuerte para que, citando a Aristóteles, las ciudades no la hagan las piedras, sino las personas que viven en ellas. El nuevo proyecto ciudadano para que sea verdaderamente democrático tiene que apoyarse en tres patas: 1. Existencia de un sistema de información para saber cuál es el patrimonio urbano y en qué estado se encuentra; 2. Participación social informada; 3. Núcleo administrativo con competencias. 











Os dejo también un enlace a Rebelión con diferentes artículos breves de José Manuel Naredo aparecidos recientemente en prensa.

lunes, 17 de mayo de 2010

La Anarquía explicada a los niños

     José Antonio Emmanuel fue un maestro seguidor de Ferrer y Pestalozzi que impulsó a comienzos de los años treinta del pasado siglo la Biblioteca Anarquista Internacional (B.A.I.), con sede en Barcelona. Entre los folletos divulgativos que publicó se encontraba La Anarquía explicada a los niños (1931), donde en 15 páginas se hacía un repaso de lo que significaba la Anarquía, la manera de llegar a ella y finalizaba con una serie de postulados ácratas que era necesario llevar a la práctica para hacer efectiva la Anarquía: 1. Ayuda; 2. Apoya; 3. Copia lo bello; 4. Labora; 5. Estudia; 6; Ama; 7. Protege; 8. Cultiva; 9. No tengas esclavos; 10. Trabaja.
     La publicación de este folleto, según nota del grupo editor, surgió "para contestar a la pregunta que nos han formulado varios camaradas: ¿Cómo educaré a mis hijos?" y está dedicada a los padres y a los maestros "para que -en el hogar y en la escuela- propaguen las sanas doctrinas de una educación donde se destierre todo fanatismo y se aspire a libertar a la infancia de la nefanda opresión que sobre ella se ejerce".

     No me resisto a transcribir dos de los diez postulados ácratas con los que concluye el folleto:

"Estudia
     Que el libro sea tu mejor amigo, tu consejero, tu guía. Nunca sabremos bastante. Quien añade ciencia, añade anarquía. Investiga por ti mismo, aclara los misterios que te rodean. Instrúyete, edúcate. Esta es la única herencia que debes dejar en la Vida."

"No tengas esclavos:
     Aspira a ser libre y que las ansias de tu libertad abrase a todos. No esclavices a nadie. Ni pájaros, ni ningún ser viviente puedes encerrarlos impunemente. Abre las puertas de todas las jaulas, lima las rejas de todas las cárceles, donde -como el pájaro enjaulado- seres humanos sufren y padecen. Sé libre y haz libres, contigo, a los demás. Abre las puertas de tu corazón para que salgan de él todos los vicios, todos los defectos que lograron filtrarse. Sé libre y sé puro: ni tengas esclavos, ni te conviertas en esclavo".

domingo, 9 de mayo de 2010

José Sánchez Rosa (III): la tradición cultural libertaria y el anarquismo del siglo XXI. Conversando con J.L. Gutiérrez Molina (2ª parte)

     Tanto en este libro sobre Sánchez Rosa como en otros de tus escritos planteas una cuestión que pienso que no ha recibido mucha atención en la historiografía, señalas que una de las causas profundas en la represión ejercida sobre el movimiento obrero anarquista está, más allá del control sobre las asociaciones que se van creando, el miedo a perder el control educativo, el miedo a esos maestros cercanos al anarquismo que difunden unas ideas consideradas como peligrosas. Esto se ve claramente el caso de la Mano Negra y en el propio Sánchez Rosa. ¿Por qué piensa tú que se olvida este aspecto? ¿Es por el dominio de corrientes de historiografía conservadora o de izquierda marxista que dan un peso mayor a lo económico o a lo político y dejan en un plano menor las cuestiones culturales?

     Yo creo que es por propio desconocimiento de la historia española. La pregunta que haces se puede responder de forma breve, pero también se puede responder de forma muy extensa. Uno de los problemas que ha tenido y que yo creo que sigue teniendo la historiografía española en general, siempre hay excepciones o elaboraciones mejores y peores, pero en general, es que no ha aceptado que para entender, por lo menos desde 1870, por poner una fecha, hasta 1950, para entender la historia social de este país hay que darle el papel que le corresponde al mundo anarquista. Es una cuestión de metodología casi básica que va a tener unas consecuencias bastante catastróficas en cuanto a los resultados de los trabajos que se realizan cuando se quiere obviar esa presencia. Yo no digo que se obvie el cien por cien por maldad, sino que en muchos casos este olvido viene por ignorancia de formación. La formación académica de este país pues es bastante deficiente, ha sido bastante sectaria, tanto en la época franquista como en la época democrática en base a una serie de condicionamientos de carácter político, del contexto de los estudios históricos, así como de la propia formación de los historiadores que, en un momento determinado, pues van a perder la referencia, porque efectivamente disminuye y prácticamente desaparece la referencia de ese hijo rojo y negro del que hablan algunos en la historia del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX español. Y no lo van a tener en cuenta, yo no digo que sea por maldad, por ese intento del que muchas veces se habla de ningunear, de quitar de en medio al anarquismo, que también lo hay.
     ¿Cuál es el problema de eso? Pues el problema es que después se van a encontrar ante una problemática y unos hechos que quieren analizar y que si no se tienen presente la importancia del anarquismo, pues les va a resultar difícilmente comprensibles. Un ejemplo de actualidad: difícilmente se podrán entender los problemas con los que nos estamos encontrando en la cuestión de la memoria histórica, tanto por parte de la derecha española como por parte de las fuerzas que se llaman de izquierda, si no se tiene presente que la dictadura franquista viene de un golpe de estado que desemboca en revolución y que termina convirtiéndose en una guerra. Es decir, mientras que desde los que analizan la propia memoria histórica no se tenga en claro que el conflicto de 1936 más que de guerra civil, como solemos hablar por una deformación todavía vigente de los planteamientos franquistas, fue una guerra social, donde hubo un enfrentamiento de modelos de sociedad, no único, ni siquiera en el lado de los sublevados, donde no es lo mismo el modelo de los conservadores y el de los propietarios ultrarreaccionarios que conspiran y apoyan para que el golpe evitase las reformas, que las aspiraciones de la Falange, de los requetés o de los propios militares, que al final son los que se quedan con el poder. Como exactamente igual no es lo mismo la defensa y ataque al golpe de estado hasta hacerlo fracasar como la perspectiva que pudieran tener los republicanos de Azaña o de Martínez Barrios o de Casares Quiroga o de Barriobero… con las de los socialistas obreros, los comunistas o los anarcosindicalistas. Pero, sin entrar en esos matices, no es que los españoles tengan un gen que les lleva a pelearse entre ellos desde 1808, sino que lo que hay en realidad es una confrontación de modelos de sociedad, es una guerra social. Modelos de sociedad que son distintos, podemos matizarlo: el modelo de sociedad democrática-reformista-republicana, el modelo estalinista de ciertos sectores del socialismo y del partido comunista o el modelo de comunismo libertario a partir de las fuerzas nucleadas en torno al anarcosindicalismo. Pero eso sería básico para entender porque hoy día hay tanta resistencia a que se lleve una auténtica política por la administración de asunción de responsabilidades tan básicas para un estado democrático como que no existieran desaparecidos; o como que existiera un registro que diera satisfacción a las demandas de los ciudadanos. ¿Por qué la derecha se niega y por qué las izquierdas se muestran tan pacatas a la hora de afrontar este hecho? Porque tanto unos como otros reconocen que en esa lucha social quien venció lo hizo en el 36, en el 39 y siguió venciendo en el 75 a partir de la muerte de Franco. Por lo tanto, lo que se está planteando no es una guerra civil que todos lamentamos y donde todos fueron culpables, que esa es la envoltura creada por el franquismo y que han hecho suya muchos demócratas y muchos izquierdistas, sino que estamos tocando una herida que está planteando algo más allá que el de una guerra civil genética o algo más allá que una guerra antifascista de defensa de la democracia, en la cual el fascismo no sólo venció en el 39, sino que siguió perpetuándose en lo que ahora se llama la ruptura reformista. En definitiva significa que los que vencieron en el 39, vencieron en el 76 y siguen mandando hoy.
     Está muy bien que nos dediquemos a rescatar la memoria histórica, porque es indignante que en este país sigan existiendo desaparecidos civiles que no están inscritos, desaparecidos físicos… pero no estaría tampoco mal hacer un análisis de dónde procede la judicatura democrática, todos esos jueces y esos abogados, antes de que se vayan muriendo. Son jueces y abogados formados bajo el franquismo y a muchos de ellos nos los podemos encontrar como auditores o como participantes en los consejos de guerra del franquismo. Entonces se explicarían también muchas de las cosas que están pasando en el interior de la judicatura española. Es una cosa que podría hacer la universidad española si realmente fuera universidad que hiciera su verdadero papel en el mundo social. Pues ese problema que existe en la interpretación de la guerra civil y de la memoria histórica, y al no tener presente en el caso de la historia en general del siglo XX al anarquismo, pues es uno de los problemas que tiene la historiografía española.
     ¿Por qué la historiografía española no ha hecho hincapié cuando analiza el siglo XIX y el siglo XX no solamente al anarquismo sino también, como tú preguntabas, el caso de que la represión fuera no sólo hacia los obreros que además de asociarse lo que quieren es instruirse? Yo creo que analizar eso con mayor profundidad sería una de las razones que nos llevaría a entender esa guerra social de 1936. En este país, los sectores que siempre han mandado, quienes han controlado los resortes sociales, quienes han impuesto los valores éticos y morales, lo han hecho porque han vencido siempre, en algunos casos con mayor dificultad que en otros países. Ni Francia ni Italia, a pesar incluso de haber vivido una dictadura fascista en el caso italiano, o a pesar de haber vivido todas las revoluciones burguesas del siglo XIX en el caso francés, tuvieron que hacer frente a una auténtica revolución del cuarto estado, y no dentro de los modelos clásicos liberales, capitalistas, burgueses, o de estado comunista estatalista, sino sobre algo que también se escapaba de las manos como era una revolución inspirada en los valores libertarios con aportes consuetudinarios, por ejemplo las tradiciones locales del campesinado.
     En España, ese bloque de poder tenía muy claro, desde un primer momento, que tan peligroso era que el mundo obrero se organizara en esas asociaciones como que además estuvieran unidas al deseo de instrucción obrera. Unas asociaciones que venían además del extranjero y que podían generar muchos problemas dando una consistencia a las protestas que no habían tenido hasta entonces; no es lo mismo reprimir al furtivo o al incendiario que reprimir a un movimiento organizado de trabajadores que cada vez de una manera más organizada deciden utilizar la fuerza que les da el no trabajar para presionar al patrón o a las autoridades. Se dan cuenta de que, siendo eso bastante peligroso, y de ahí la resistencia que hay, tanto o más peligroso es que vaya unido a la búsqueda de instrucción, a dotar a todos los individuos de capacidad de raciocinio y capacidad de elección.
     En cierto sentido, es casi como nos encontramos ahora, pero con motivos diferentes, pero que al final termina siendo lo mismo, la ignorancia de una gran parte de la población. Antes se podía hablar de ignorancia formal, de analfabetismo y hoy podríamos hablar de una ignorancia por sobresaturación. Cuando tenemos mayor capacidad de información, cuando en principio y en teoría somos más libres para informarnos sobre algo, es cuando nos manipulan y nos comen la cabeza de la forma más fácil y burda, porque esa sobreinformación es capaz de abotargarte o de dejarte indefenso ante cualquier patraña. Yo no sé si será verdad o mentira, pero el ejemplo de la vacuna contra la gripe A puede ser un ejemplo claro de eso, como teniendo tantas informaciones, al final tú estás tan indefenso que no hay ninguna capacidad social, colectiva, de respuesta a lo que parece ha sido un gran negocio por parte de algunas empresas farmacéuticas y que hemos pagado entre todos, y que ni siquiera nos sirve para quitarnos el resfriado en estos meses de lluvia. Entonces, ellos se dan cuenta muy pronto porque se están encontrando que junto al militante obrero, ese obrero societario de los años 70 y 80 del siglo XIX, pues se van encontrando que existen obreros conscientes, no solamente de su represión laboral y vital, sino de la necesidad de salir de ella a través de la instrucción que te de capacidad para lo que hemos hablado antes de la aritmética, la gramática y el abogado de Sánchez Rosa. Entonces claro, la represión de estas personas va a ir pareja a la represión del movimiento obrero organizado.
     En España, no se acepta la existencia del societarismo y sindicalismo obrero hasta época bastante tardía, podríamos decir a partir de 1915, con el estallido de la Primera Guerra Mundial y cuando es ya la incontenible afiliación social. Si al siglo XX se le llama el siglo de las masas por el papel político y social que tiene la población, para bien y para mal, pues se ve inevitable que esas masas van a estar organizadas, no solamente en los partidos, sino también en los sindicatos. En el caso español, por los límites tan cortos del juego político va a ser a través del societarismo obrero donde se va a dar rienda a la oposición a ese mundo arcaico en muchos aspectos del capital español. Pues en ese primer período, que puede ir de 1870 a 1903-1904, el Estado, la patronal española, la administración, cada uno en su papel, van a aplicar digamos la política del exterminio, es decir, aquí no vamos a dejar desarrollarse ni las sociedades obreras, no vamos a dejar crecer ni siquiera la capacidad de poner en duda el control de los valores morales, depositados fundamentalmente en la Iglesia católica, y por supuesto, no vamos a dejar cuestionar las bases del sistema político existente, aunque fuera tan estrecho y tan corrupto como el sistema caciquil de la Restauración. En definitiva, eso es lo que van a llevar a cabo, una política de reacción que, al fin y al cabo, es lo que llevaron a cabo los golpistas del verano de 1936, una limpieza social que la reacción española había mantenido desde el siglo XIX, lo que ocurre es que había tenido diferentes fases.
     Evidentemente, a partir de 1903-1905, con los sucesos revolucionarios de Alcalá del Valle en la provincia de Cádiz y la aplicación de la pena de muerte y del garrote vil como se había aplicado con anterioridad ya no es tan admisible ni siquiera para la propia supervivencia del sistema como con anterioridad se había practicado. Tú has puesto como ejemplo los casos de las ejecuciones de maestros en los procesos de la Mano Negra y en el de Jerez de 1892, pero podríamos poner el ejemplo de los procesos de Montjuich, donde también hay muchos profesores y maestros que están implicados en ellos. Podemos poner como ejemplo la persecución y el destierro de esos maestros que intentan actuar en sus localidades y pueblos y que son detenidos y desterrados del pueblo, siendo enviados a América o las islas Polinesias, en los Mares del Sur, antes de que fueran vendidas a Alemania, donde fueron desterrados y murieron muchas de estas gentes. Es decir, ellos tienen muy claro que no solamente hay que atacar a la raíz laboral, sino también a la raíz instructiva, y lo llevan a cabo. Que los historiadores no lo tengan en cuenta es su problema, porque, bajo mi punto de vista, es un problema de competencia, de análisis del objeto histórico con el que están tratando. Quiero pensar que es más un problema de competencia que de honradez y que es un problema que no solamente ayudaría al conocimiento de la realidad histórica de estos 150 últimos años en España, sino que nos ayudaría a comprender muchos de los problemas actuales en temas que siguen teniendo una vigencia social y presencia política, y estamos viendo que inclusive judicial, como son todos esos aspectos que hemos llamado de la memoria histórica.

     En los propios diálogos de Sánchez Rosa se aprecia el desconocimiento e incluso el miedo que hay en buena parte de la sociedad hacia esas escuelas y como son consideradas un foco de peligro y subversión. Viene a recoger un poco todo eso que tú estás comentando…

     Claro, además ese es un tema que aparece mucho en las novelas ideales, esos folletones que sacaba la familia Montseny y que jugaban el papel que hoy juegan las telenovelas de la televisión, y que eran leídas con sus grandes tiradas de 40-50 mil ejemplares semanales. Eran novelas leídas con avidez. Ese tema, el miedo a la pareja anarquista que está en un pueblo, que ha montado una escuela, que al mismo tiempo participa en la sociedad obrera del pueblo y que va a sufrir la persecución, primero de las autoridades, después de la Iglesia y finalmente de las fuerzas directamente estatales y que terminará con la muerte de los dos o con la necesidad de irse del pueblo. Como todos los folletones, aunque el malo gane, al final tiene que tener su castigo, apareciendo una mano vengadora que mata al cura que ha violado a la maestra, o que mata al terrateniente que ha logrado que se haya expulsado, detenido o asesinado a la pareja de maestros… Son temas que estaban muy presentes porque eran temas que se veían, es decir, el conocimiento, la instrucción es peligrosa para el Estado. Da igual que sea más burdo o que sea más sofisticado como hoy día, cuanto más ignorante colectivamente y más se puede aislar o hacer inofensivo a la persona culta o, digamos, a la persona que tiene capacidad para poder pensar lo que elegir, si a-b-c, dependiendo de las capacidades de cada uno, eso se convertirá en más problemático y si es problemático llegará un momento en que hará falta deshacerse de él. La sofisticación en eso pueden ser miles, antes y ahora. Antes podía parecer una represión más bruta. La compra, por ejemplo, ha existido siempre, la compra de la persona preparada, sea un maestro o una persona pública, un intelectual, que pudiera ofrecer algo a la sociedad para hacerla pensar; siempre ha existido, la integración o la marginación o la persecución de este tipo de personas es algo que siempre se ha llevado a cabo. Y esto no es una peculiaridad española. La realidad española puede ser diferente en lo que no se acepta como diferencia porque se niega, en que hubo una revolución social diferente a la que había sido la rusa como la más cercana y, por supuesto, a las revoluciones burguesas del siglo XIX y a las revoluciones anteriores en Francia y Estados Unidos. Que era otro tipo revolucionario distinto.

     Volviendo a esas escuelas y a Sánchez Rosa, en el libro mencionas un poco los libros que utilizaba y los métodos que utilizaba en su escuela como el teatro o la exposición oral. ¿Conoces algo sobre cómo podía ser el desarrollo de sus clases, podrías darnos algunas pinceladas sobre su día de clase?

     Para lo que sería hoy día y por la gente que todavía vive y que asistió a la escuela de Sánchez Rosa en la calle Enladrillada y que ha transmitido su experiencia, yo creo que tenían que ser clases bastante convencionales, es decir, que no ponía las mesas en redondo y decía vamos a hacer una puesta en común colectiva. El maestro era el que transmitía unos conocimientos y una serie de valores diferentes a los que se te podía dar en las escuelas oficiales y en el mundo eclesial. Otra cosa distinta es que practicaran cosas que no eran ni siquiera propias del mundo más tradicional, como podían ser las salidas al campo, las excursiones, la creación de un boletín elaborado por los maestros, el considerar que enseñar juntos a niños y niñas no era malo, que practicar el naturismo no era ninguna depravación… Pero por lo demás eran clases convencionales. Hay testimonios que comentan lo bueno que eran los maestros de la escuela de Enladrillada, y otros que recalcan lo rectos que también eran, o sea que podían incluso dar una imagen del maestro firme muy diferente de lo que hoy día podría ser un maestro o profesor dialogante.

     Si tuvieras que elegir alguno de sus diálogos o escritos, ¿cuál es tu preferido?

     A mí me parece enternecedor el de las tres niñas, “Entre amiguitas: Azucena, Dalia y Camelia”, aunque mucho más profundo sería el “Diálogo sobre la Enseñanza Racionalista. Los dos profesores”, entre un maestro racionalista y un maestro oficial. Es que son distintos, unos tienen vocación más de cuento, como “Inocencio y Candidito”, y van dirigidos al público infantil, un diálogo entre el hijo del propietario y el hijo del trabajador. También es interesante “Bienvenida” que es un tipo de novela ideal, antes de que estas novelas se editasen, que es un cuento largo y que va dedicado más a las personas que asistían a la escuela nocturna, un cuento dedicado más a los adultos.

     Y ya para terminar, ¿cuál es la actualidad de Sánchez Rosa en el anarquismo actual?

     Yo creo que Sánchez Rosa sigue siendo aún desconocido incluso para los que se consideran anarquistas. Uno de los grandes problemas que han tenido las ideas libertarias, desde 1976 en adelante, es que su propio mundo cultural, a pesar del gran esfuerzo que se ha hecho, se desconoce, incluso en parte del mundo libertario. Y no solamente por esa ruptura generacional, que también, entre la juventud de la España del interior, hablando en términos generales. Siempre encontraremos jóvenes de los años 60, del interior, que tuvieron contacto con los círculos anarquistas, pero me refiero a que la influencia en general a partir de los años 60 es muy reducida, con lo cual la gente que se ha ido incorporando a partir de la muerte de Franco no está inmersa en esa presencia y en esa tradición cultural libertaria que sí había existido en España. Entonces, por un lado, ha habido un corte de lo que hablábamos antes, de ese hilo rojinegro que prácticamente se rompió a finales de los años cincuenta, en el contexto del desarrollismo franquista, de la aparición de las nuevas generaciones en el mundo laboral, de la separación del exilio y del interior, pero también porque a partir de los años sesenta en adelante va a ser sustituida esa presencia de las ideas libertarias, no solamente en el mundo libertario, sino también en el mundo republicano, en el mundo universitario e intelectual, va a ser paulatinamente sustituida por las ideas marxistas. Los profesores modernos del momento van a ser profesores marxistas, no profesores cercanos al anarquismo o profesores republicanos que miran más hacia el mundo anarquista que al marxista. Cuando hablo del profesorado marxista me estoy refiriendo al marxismo occidental, profesores que se han formado o han conocido el marxismo en Francia o en Inglaterra, ligados a la escuela de Annales o a Hobsbawn o Thompson. Entonces, claro, la educación y la percepción cultural distinta del franquismo que va a ir recibiendo todas esas nuevas generaciones no va a estar enfocada hacia el anarquismo, sino en ese mundo. Todo eso lo va a resentir el anarquismo, no va a desaparecer, pero incluso dentro de los círculos anarquistas o simplemente cercanos a los ideales libertarios, toda esa tradición cultural falta, ese conocimiento de su propia tradición falta.
     También es cierto que sería ilusorio, incluso un poco estúpido, pensar que nada ha cambiado y que se pueden retomar las cuestiones, las prácticas, los planteamientos y las soluciones de hace cien años a la actualidad. Pero sí es cierto, en mi opinión, que en el momento social y en el contexto mundial en el que nos encontramos, donde hay un agotamiento tanto de las ideas del capital, aunque siga ganando e imponiéndose como el modelo social dominante, como hay una crisis de ideas entre los que piensan que es necesario una transformación social. Hay una necesidad de reestructuración y de reelaboración de esos modelos y de los medios para lograr una determinada finalidad. En ese mundo, donde de alguna forma se toman principios libertarios o que se puedan parecer a los principios anarquistas de los que hemos estado hablando, del siglo XIX o de la revolución española, se nota una falta de articulación por desconocimiento de lo que fue esa revolución española. Escuchas, por ejemplo, a gente que dice 'nosotros creemos en la educación como Sánchez Rosa', pero ¿qué saben de Sánchez Rosa? Yo no digo que sea por culpa de los propios anarquistas, porque han hecho un trabajo inmenso y muchas veces con escasos resultados prácticos, pero que está ahí, sino que hay que tener presente esa casi ruptura del hijo rojinegro, sustituido en todo caso por el hilo rojo pálido del marxismo occidental que al final se transforma en nada. Habría que añadir también que la propia importancia del movimiento anarquista en España, con sus tradiciones organizativas, sus valedores de la ortodoxia, sus heterodoxos, etc, también significan palos en la rueda del desarrollo de las ideas anarquistas; es mucho más fácil, por ejemplo, integrarse en una ciudad sin pasado ni tradición ni cosas que manden mucho que en otra ciudad en que tenga todo eso, es mucho más difícil integrarse en Sevilla que en Madrid; pues para la nueva adaptación, para los nuevos planteamientos y la adaptación de esos planteamientos anarquistas al siglo XXI, la existencia de una tradición tan poderosa y  tan fuerte como la que existe en España, a veces, más que una ayuda puede ser un inconveniente, aunque también es verdad que de las equivocaciones puede surgir el acierto. Pero bueno, eso ya es otra historia…

jueves, 6 de mayo de 2010

José Sánchez Rosa (II): Un maestro y anarquista andaluz. Conversando con J.L. Gutiérrez Molina

     José Luis Gutiérrez Molina (Cádiz, 1952) es doctor en Historia y miembro del grupo de investigación 'Historia Actual' de la Universidad gaditana. Entre sus numerosos trabajos sobre el anarquismo podemos citar: La Idea revolucionaria. El anarquismo organizado en Andalucía y Cádiz durante los años treinta (1993), La Anarquía según Andalucía (1996), Se nace hombre libre. La obra literaria de Vicente Ballester (1997), Valeriano Orobón Fernández: anarcosindicalismo y revolución en Europa (2002), El Estado frente a la anarquía: los grandes procesos contra el anarquismo español (1883-1982) y Casas Viejas: del crimen a la esperanza (2008).
     La primera vez que hablé con Gutiérrez Molina fue en en 1996, estaba yo realizando un curso a distancia por la UNED y le pedí asesoramiento para realizar un trabajo sobre la película de Ken Loach Tierra y Libertad. Desde entonces he acudido a él en varias ocasiones para charlar de aspectos relacionados con el mundo libertario. Siempre generoso en compartir su tiempo y su saber, una vez más, decidí hablar con él para preguntarle sobre su libro dedicado a Sánchez Rosa y, de paso, abordar cuestiones relacionadas con la historia social española, la cultura anarquista y la educación.  

     ¿Cómo, cuándo y por qué surge tu interés en Sánchez Rosa y en realizar su biografía y escribir un libro sobre él?

     Me surge cuando yo comienzo a hacer mis primeros trabajos sobre el anarquismo y el sindicalismo en Andalucía y, en concreto en la provincia de Cádiz. Estoy hablando de hace aproximadamente 20 años. Entonces es un personaje que va apareciendo en diversas ocasiones porque, siendo él serrano de Grazalema, va a estar presente en la mayoría de los acontecimientos de la vida social de la provincia de Cádiz y, en concreto del mundo libertario y anarquista, hasta su asesinato a finales de julio o el 1 de agosto de 1936 por los golpistas, por los sublevados. Va a aparecer en la Mano Negra, en los sucesos de Jerez, me va a aparecer en sus relaciones con Salvochea, va a aparecer a principios de siglo XX hasta su liberación en las grandes campañas por los detenidos de la Mano Negra, de los procesos de Jerez y del castillo de Montjuich que hace el anarquismo catalán, pero que tiene su expansión por todo el territorio nacional, a finales del siglo XIX y principios del XX… Y después me lo voy a encontrar tanto en la vida ya no estrictamente anarquista y sindical, obrera societaria, sino que a partir de su liberación a principios de siglo pues va a empezar a aparecer como uno de los tantos maestros o educadores del ideal libertario que funcionan por Andalucía en un número muy considerable y en el cual Sánchez Rosa va a ocupar un papel bastante especial. Entonces, bueno, a partir de ese momento es cuando Sánchez Rosa queda como acaba definiendo el título del libro, “la tiza, la tinta y la palabra”, la tiza porque Sánchez Rosa es el maestro de una escuela y el editor de una colección de libros que van a tener una importancia muy significativa en el mundo social andaluz en general, no solamente ya el libertario, de ese primer tercio del siglo XX; la tinta como el escritor que es, tanto propagandista como con sus pequeños pinitos literarios en forma de diálogo, que era un tipo de literatura popular muy usada, que proviene del siglo XVIII, pero que en el mundo anarquista se va a utilizar mucho a través de los diálogos entre el maestro y el alumno, entre el maestro racionalista y el maestro tradicional, entre el burgués y el obrero, entre el campesino y el obrero de ciudad, entre el patrón y el trabajador… Es lo que hace Malatesta en Entre campesinos. Sánchez Rosa no solamente publicó muchos artículos en la prensa anarquista, sino que en un momento determinado va a tener hasta su propio periódico. Y finalmente la palabra, como el hombre de acción en los mítines, en el mundo de la transmisión oral, que Sánchez Rosa va a tener a partir del año 1905 en adelante, hasta 1936 prácticamente, donde nos lo vamos a encontrar en las principales campañas de propaganda de difusión del ideal libertario, nos lo vamos a encontrar en la creación de la CNT andaluza en 1918, nos lo vamos a encontrar en la gira en Barcelona o en el Ferrol, en determinados momentos clave de la historia del societarismo obrero español… Y quizás de sus últimas intervenciones públicas va a ser con la palabra cuando se presenta como testigo en el proceso de las bombas de mayo de 1932 en Sevilla durante la II República. Es decir, abarca esas tres facetas, y en las tres, tanto como maestro, como propagandista, como sindicalista u hombre organizado, Sánchez Rosa me iba apareciendo en los diversos temas que iba investigando, hasta que en un momento determinado, a la vez que veía la carencia de trabajos que de alguna forma perfilaran la figura de Sánchez Rosa, me fue surgiendo la idea de hacerlo. Hay que tener en cuenta que Sánchez Rosa es quien, por ejemplo, da mucha información a Díaz del Moral para su libro sobre las agitaciones campesinas en Andalucía. Sánchez Rosa le envía medio centenar de folios respondiendo a las preguntas que le hace Díaz del Moral para su libro. Es una lástima que no dispongamos de esos folios, del mismo modo que no disponemos de los papeles que le envió a Buenacasa para redactar el apéndice regional de su obra sobre el movimiento obrero español. En fin, todo esto hizo que finalmente a partir del año 2002-2003 decidiera hacer el trabajo sobre Sánchez Rosa, entre otras cosas, por el impulso del editor de Tréveris, esta editorial de la sierra de Cádiz, que fue quien me hizo adquirir el compromiso de escribir el libro, pero con un plazo determinado. Esa es la génesis del libro.

     Y después de haber investigado su vida y haberte acercado al contexto social e histórico de Andalucía y de España durante ese período tan largo. En unas breves pinceladas, ¿cómo describirías a Sánchez Rosa?, ¿cuáles serían los rasgos principales que tú destacarías?

     Hombre, para mí Sánchez Rosa es, por un lado, un prototipo del militante anarquista, por lo menos andaluz, de finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX, es decir, es más anarquista que sindicalista, es decir, con la deriva del movimiento antiautoritario o libertario español y la configuración de la CNT, del sindicato como una organización de masas con finalidad comunista libertaria, ha quedado más escondida esa línea digamos más puramente anarquista, no digo individualista, porque Sánchez Rosa no es un individualista, pero sí del anarquista que es más prototípico en Francia, en Italia o en Inglaterra, y que en España ha quedado subsumido dentro de la importancia que tuvo en nuestro país, y esa es la gran aportación española a la historia del movimiento libertario del siglo XX, el desarrollo del anarcosindicalismo con el momento de esplendor y de caída de la revolución de 1936. Entonces, para mí Sánchez Rosa es más anarquista que sindicalista, más hombre del siglo XIX que casi del siglo XX, y que en definitiva es muy difícil establecer una jerarquía sobre si fue más importante su labor como propagandista, su faceta de maestro o su faceta de hombre de organización, sea la sociedad obrera decimonónica, del sindicato o la propia específica anarquista, cuando a partir de 1918 se crean las primeras federaciones de grupos anarquistas y la creación de la propia FAI a partir de 1927.
     ¿En cuál de las tres digamos destacaría? Hombre, la que perdura más y la que es más recordada, incluso por personas todavía hoy día y apartadas del mundo específicamente anarquista, es su faceta como maestro, tanto por su propia dedicación en sus escuelas como para lo que para mí es la más importante: la creación y la capacidad de difusión, en un ámbito regional o comarcal por lo menos, de un tipo de obra pedagógica ligada a la Escuela Moderna. Aunque yo creo que Sánchez Rosa no es el típico maestro racionalista que podamos tener en la cabeza ligado al mundo de Ferrer, sino que Sánchez Rosa viene de una tradición anterior que es la tradición del maestro anarquista que de alguna forma debe más a las ideas educativas presentes en los congresos obreros del XIX, a la escuela integral, a los planteamientos de Robin o de Montessori inclusive que a los del propio Ferrer.
      Sánchez Rosa va a imitar en parte las propuestas de Ferrer y va a utilizar las ediciones de la Escuela Moderna que, en realidad, más allá de la propia obra en sí de la Escuela Moderna en Barcelona o de la difusión de una red de escuelas modernas más o menos parecidas a la creada por Ferrer, lo importante es que va a ofrecer unos materiales a todos esos maestros, sean en menor medida de la escuela pública existente, sean los maestros de ese tipo de centros ligados al mundo anarquista-republicano e incluso socialista, que muchas veces se pierden los límites. ¿Hasta qué punto una escuela de finales del siglo XIX y de principios del XX adscrita a un centro obrero, se puede caracterizar estrictamente como de una escuela anarquista o está ligada al mundo republicano con maestros que antes que anarquistas son republicanos o incluso pertenecen o están apoyadas por un centro obrero donde conviven tanto anarquistas como republicanos como socialistas? A mí a veces me resulta, como yo creo que normalmente ocurre en muchos aspectos de la vida, que los encasillamientos no son ni buenos para definir las cosas ni tampoco para analizarlas, sino que siempre hay que buscar una flexibilidad para aprehender toda la riqueza en el análisis del objeto que tú estudias. En ese sentido, quizás la faceta que más haya perdurado sea esa faceta de maestro.
      Sánchez Rosa crea una escuela con apoyo de una sociedad obrera, fundamentalmente la de Aznalcóllar, una sociedad obrera de profundas raíces; cuando Sánchez Rosa acude a Aznalcóllar y durante los cinco años que está allí ligado a esa sociedad obrera no acude a un terreno virgen, sino que acude a un terreno abonado por una labor de una sociedad obrera de tendencia libertaria tan importante como la de Aznalcóllar desde finales del siglo XIX y que es precisamente lo que le permite mantener una escuela y tener a un maestro. Y después su escuela en Sevilla. Mantiene, pues, una labor educativa, pero a la vez es el centro de difusión de esos materiales que le procura la Escuela Moderna o las ediciones de la Escuela Moderna, esos libros de historia, encargados por Ferrer, los de Nicolás Estévanez, o los libros de lectura, o la geografía de Odón de Buen, o las de literatura con textos literarios de distintos autores. Eso va a dar un paso, y quizás por eso ha quedado también más perdurable la faceta de maestro de Sánchez Rosa que la de hombre de acción o de escritor, va a dar pie a la creación de su propia editorial con, digamos, tres grandes best-sellers que se diría hoy, tres grandes éxitos que se mantuvieron en el tiempo desde la aparición del primero en 1909 hasta 1936 y con posterioridad. Recuerdo precisamente en la presentación de este libro de Sánchez Rosa en un pueblo de la provincia de Sevilla, pues recuerdo que un señor mayor que estaba presente en la presentación llevaba una bolsa con un libro y esperó toda la intervención para en el turno de preguntas levantarse y enseñar el libro que por primera vez, después de 40 años de dictadura y 30 de democracia, mostraba en público, que era la Gramática del Obrero donde él aprendió a leer durante los años 40 y 50. Y que había mantenido oculto y que por primera vez, cuando había oído que se presentaba una biografía de Sánchez Rosa, se había atrevido a mostrar en público ante sus convecinos el libro en el que él había aprendido a leer en los años 40 y 50. Esto te da un poco la idea de la perdurabilidad y proyección que tiene no solamente la tarea educativa de Sánchez Rosa, sino estas ediciones que tuvieron un gran éxito por su capacidad para llegar al lector, a la persona a la que va dirigida. Porque Sánchez Rosa escribe desde el conocimiento de considerarse uno de ellos, es decir, Sánchez Rosa es una persona que ha sido analfabeta, que ha aprendido a leer en la cárcel, algunos dicen que ayudado por Salvochea o por un anarquista francés que él conoce, que cuando sale ya se atreve a convertirse en enseñar lo que él está aprendiendo… Entonces, tiene una cercanía a la persona a la cual va a ir dirigida su enseñanza;
     Este tipo de escuelas, como las creadas por Sánchez Rosa, se diferencian en parte de la Escuela Moderna. La escuela de Ferrer diríamos que es más neutra ideológicamente, una escuela dirigida a todas las clases sociales, es decir, más anarquista en el sentido clásico del anarquismo como ideología no de clases, sino ideología dirigida a la humanidad, donde se intenta una enseñanza dirigida en general a todo el mundo sin distinción de clase social y que de alguna forma hace hincapié en las nuevas pedagogías más que en el destinatario, a pesar del compromiso de Ferrer con el sindicalismo del momento, sus aportaciones económicas y la beligerancia que toma en unas circunstancias muy determinadas de este país que a veces parece que no han cambiado en más de cien años, donde la educación está prácticamente en el sentido práctico bajo el control eclesial y en el sentido digamos ético o de orientación, completamente puesto que incluso las escuelas públicas existentes también practican una metodología muy cercana a las escuelas religiosas de control eclesial. Y, en ese sentido, Sánchez Rosa sigue más la línea de la escuela con una clara definición de arma de transformación social, es decir, se enseña, la enseñanza, el aprendizaje es para crear hombres y mujeres con la capacidad para, en un momento determinado, transformar la sociedad en la que viven, convertirse en protagonistas, es decir, en un revolucionario. La educación es un instrumento de acción revolucionaria a la vez de transformación mental de la persona que para hacer la revolución también tiene que ser libre, si no se entraría en una contradicción que impediría desarrollar el proceso revolucionario. Entonces, en ese sentido, Sánchez Rosa, por un lado, sigue esa línea, y por otro lado, con sus tres libros fundamentales –la Aritmética, la Gramática y el Abogado del obrero- tiene muy claro cuál es el tipo de estructura tanto del libro como de la presentación del libro y de los contenidos de esos manuales (porque en realidad son manuales o libros de texto) para el público al que va dirigido. Me explico. Vamos a poner un ejemplo de cada uno de esos libros.
     En el caso de la Aritmética, Sánchez Rosa tiene muy claro que ese libro tiene que ser fácilmente aprendido y comprensible por personas que han sido o son prácticamente analfabetas y que quieren aprender la aritmética fundamentalmente por dos razones: una, la de aprendizaje, y otra, la de defensa laboral; es decir, el saber contar, sumar, restar, hacer operaciones… va a suponer un arma del que el trabajador puede emplear para evitar ser engañado en unos momentos en los que el trabajo a destajo está muy implantado, en los cuales el trabajador tiene una serie de habilidades aprendidas por la práctica, pero que tiene que contrastar con la habilidad del perito o el encargado del patrón, que sí saben hacer las operaciones aritméticas y que en un momento determinado puede barrer los restos o directamente engañarle a la hora de ajustar la cuenta al final de la jornada o de la semana. Es decir, el saber las operaciones matemáticas tiene un objetivo de defensa laboral, pero también tiene un objetivo de comprensión de la realidad. No hay que olvidar que estamos en los momentos en que en este país se están cambiando los viejos sistemas de contar y de medir por el nuevo sistema métrico decimal, lo cual en el mundo en general y, en particular, en el mundo campesino supuso un cambio de gran importancia. Con lo cual, un libro como la Aritmética que establece unas tablas de equivalencias, que intenta explicar qué es eso del sistema métrico decimal y como convertirlo, pues realmente también se convierte ya no sólo en un instrumento de defensa y ataque del trabajador, sino también de la comprensión general del mundo. Hay que tener en cuenta que hacía apenas 10 años que se había implantado el sistema métrico decimal, y una cosa es la implantación oficial y otra la implantación real.
     En el caso de la Gramática, Sánchez Rosa hace una Gramática donde junto a los problemas del aprendizaje de la utilización de la lengua hablada, su conversión en escrito y de las pautas gramaticales, va a tratar un tema o un aspecto que quizás para otros autores no tan pegados al mundo del lector al cual iba dirigido no hubiera tenido en cuenta. Por ejemplo, ese intento de quienes no conocen algo, en este caso la gramática, e intentan aplicarlo de una forma que ellos creen que es fina para convertirse al final en un esperpento o en un ridículo, por ejemplo se quiere corregir que las terminaciones de participios se hagan en –ado, pero eso no significa que las terminaciones de palabras como Bilbao o bacalao sean Bilbado o bacalado. Y eso es un problema que Sánchez Rosa, tanto por su práctica como mitinero, como propagandista o por su propia práctica de maestro de escuela obrera, no sólo de niños sino también de adultos, veía como se encontraba con personas que a fuerza de querer ser correctos gramaticalmente, pues se convertían en ese esperpento que habla de bacalado o Bilbado, lo cual en un acto público podría significar el fin de ese orador en un momento determinado. Entonces, Sánchez Rosa dedica unos capítulos a esa parte y una serie de recomendaciones tanto para la escritura como para la intervención oral, lo cual te puede explicar también por qué esos libros tienen tanto éxito entre el público al que va dirigido y se convierten en auténticos best-sellers con decenas de ediciones y centenares de miles de ejemplares vendidos.
     Y finalmente El abogado del obrero, que es el que hoy día puede parecer más extraño porque si estaban aprendiendo a contar y sumar, si estaban aprendiendo a leer y a escribir, eso del abogado ¿qué es lo que es? Pues El abogado del obrero está también destinado a una función de defensa colectiva, de esa finalidad de conversión del conocimiento en un objeto de acción revolucionaria o, por lo menos, de acción de transformación social. Uno de los problemas que se encontraba el mundo obrero que Sánchez Rosa vive es que la distancia entre el mundo oficial y legal, cuando hablo de legal me refiero a la propia aplicación de las leyes y la promulgación y existencia de las leyes, y del mundo obrero es una distancia impresionante. En muchas ocasiones, para cosas tan inmediatas y básicas como las inscripciones civiles (nacimientos, matrimonios, defunciones) o las inscripciones legales de una sociedad obrera, se pueden encontrar con problemas que por desconocimiento el cacique, el cura, el guardia civil o el alcalde de la localidad o ciudad, abusen de la ignorancia y nieguen la existencia de una ley de asociaciones o le vayan retrasando la creación de la asociación en base a defectos de forma en la documentación a presentar; o el caso de una exigencia de una inscripción de registro de nacimiento, de matrimonio o defunción, al margen de la iglesia sea negada como ilegal o con mayor problema de la presión social comandada por la iglesia pudiera generar. En este caso, un libro, que se iba actualizando practicamente cada año o a medida que había reformas legislativas de importancia y que sirviera de una especie de vademécum para solucionar problemas como qué hacer para legalizar una sociedad, modelos de estatutos, firmas que debían acompañar al documento, polizas adjuntas, duplicados o triplicados de cédulas… De tal manera que cuando el impulsor de esa sociedad llegara al ayuntamiento para que lo tramitara al gobierno civil, le pudieran poner las menores pegas posibles a la hora de presentarlo. Exactamente igual la normativa de inscripciones en los registros civiles de todos los actos que regulan la existencia del ciudadano al margen de la iglesia católica. En ese sentido, El abogado del obrero tiene esa finalidad, igual que los trámites para la convocatoria de huelga legal, etc. Es decir, son tres obras tan cercanas a los lectores a los que iba dirigidos que, de alguna forma, son recibidas por ellos y durante muchas décadas, desde 1909 hasta los años treinta, cuarenta e incluso cincuenta, ya en época franquista, se mantiene como libro de referencia; y a partir del golpe de estado y de la dictadura, el libro casi mítico de la capacidad de aprendizaje del mundo obrero. Y precisamente, quizá por eso se justifique que hoy día Sánchez Rosa sea más conocido como maestro que como uno de los fundadores de la CNT andaluza en 1918 o como difusor de las ideas libertarias no solamente en Andalucía, sino en España.

     Has mencionado, haciendo una distinción con las escuelas de Ferrer, que probablemente la escuela de Sánchez Rosa tenía más clara esa vinculación a la transformación social en un sentido revolucionario. Y en tu libro lo comentas en varias ocasiones que la tarea no es sólo la de instruir, sino también la de educar, con la importancia de preparar a los seres humanos, a los hombres nuevos del mañana. ¿Cómo sería ese hombre nuevo en la concepción de SR al que la escuela debía contribuir a formar?

     Hombre, por los textos que conservamos de Sánchez Rosa, son textos que pretenden difundir un tipo de conocimiento determinado, es decir, en cierto sentido no son textos libres que dejen la interpretación abierta al lector, yo no creo que esa fuera la finalidad ni la idea, ni el público al que va dirigida su obra, sino que son textos que van dirigidos a hacer presente una serie de pautas, tanto educativas como de conformación del mundo, al lector. Es decir, no son libros abiertos, mirándolos desde nuestra perspectiva, sino que son libros cerrados de una determinada forma. En ese sentido, las características que definirían al militante obrero que prefigura lo que sería la sociedad futura, dentro de esa línea de pensamiento de que el fin no justifica los medios, propia del pensamiento libertario de que la transformación no es sólo económica y social, sino que es fundamentalmente individual. Si el hombre no cambia, aunque tenga la fábrica en su poder o el barrio o la comuna bajo su control, seguirá actuando digamos de forma previa a la revolución.
     En ese sentido, Sánchez Rosa plantea que el hombre tiene que despejarse de una serie de velos que lo cubren, especialmente el velo religioso, que compara con la superstición; que el hombre para ser libre tiene que ser un hombre racional, un hombre moderno, son personas que creen en la capacidad de progreso de la humanidad. Hoy día tendríamos que poner eso en cuestión, pero en aquel momento, aunque ya se ponía en cuestión, Sánchez Rosa creía en el progreso, en que el hombre marcha hacia un mundo mejor, en el cual dominará la libertad, entendida como eliminación de las supersticiones, de todo aquello que enturbia y nubla nuestros cerebros, fundamentalmente la religión. Es el hombre capaz de actuar colectivamente, de ahí todas las críticas que hace y que plantea a la propiedad privada, a la sociedad burguesa. Por ejemplo, en el diálogo entre Azucena, Dalia y Camelia se muestra esa capacidad de ser libre en base a quitarse esos velos, esas anteojeras que le tapan en beneficio de un mundo libre.
     No queda claro, y yo creo que Sánchez Rosa no se lo plantea de una forma teórica, aunque sí utiliza las palabras, si podríamos considerar a Sánchez Rosa un coletivista o un anarco-comunista en el sentido clásico de estos planteamientos teóricos de Bakunin y Kropotkin. Yo creo que Sánchez Rosa es sobre todo un anarquista práctico que configura el anarquismo en base a sus necesidades más inmediatas y que piensa fundamentalmente en el mundo rural –del cual él proviene, aunque después va a realizar su tarea en ciudades como Sevilla-, un mundo ligado a las tradiciones colectivas presentes, que él ha conocido y que sabe que existen, que no tienen que ser necesariamente identificables con el colectivismo anarquista, pero que sin embargo él lo vive y es capaz de dotarle de ese sentido ideológico.
     Para él, el futuro, por un lado, sería colectivo, y por otro lado, sería comunista, el hombre futuro sería comunista haciéndose el reparto según las necesidades de cada uno. De hecho, es lo que le hace participar, en un momento en que ciertos sectores del anarquismo tienen su recelo, en la creación y difusión de la CNT, un organismo sindical de clase que de alguna forma choca con el propio planteamiento anarquista. Sánchez Rosa sí entra en esa dinámica que es la que finalmente termina imponiéndose en el anarquismo español, que sea el sindicato el vehículo catalizador del proceso revolucionario, y que no va a ser estrictamente de idea anarquista de la creación de un hombre nuevo anarquista en donde impere el amor, la libertad de elección, el amor libre en el aspecto de convivencia social y la capacidad de decidir por sí mismo y de ser consciente de sus necesidades, sino que también van a aparecer otra serie de elementos como es el papel que van a jugar esos sindicatos o esas entidades que se han creado. Y que yo creo que Sánchez Rosa no llega hasta ahí, porque como te he comentado al principio yo creo que él es fundamentalmente un hombre del siglo XIX, es un hombre societario, que se inscribe, que piensa que la sociedad obrera es un medio de transformación social, un medio revolucionario, y en ese tránsito que él ha vivido en su formación, en su juventud, con su etapa ya madura con la creación de la CNT, cuando Sánchez Rosa tiene ya treinta y tantos años pasados, pues se adscribe a esa línea de reforzamiento de la acción sindical; pero sin embargo, sigue siendo un hombre de la mentalidad decimonónica donde lo individual va a primar y va ser el fruto de las grandes broncas y diferencias que va a tener Sánchez Rosa con la CNT. Es decir, que en definitiva, para Sánchez Rosa el hombre nuevo es necesario en un mundo nuevo, el hombre nuevo va a ser un hombre racional, libre de las ataduras del pasado, va a ser un hombre que hace de la instrucción su capacidad de cambiar el mundo, y va a ser un hombre libre en cuanto al conocimiento.
     ¿Cómo se concretiza todo eso? Yo creo que Sánchez Rosa no acaba, entre otras cosas porque tampoco tiene por qué concretizarlo, pero no lo concretiza porque él va a ser una de las personas que no conoce el proceso revolucionario español, que le hubiera obligado a plantearse y a concretizar cosas. Vive en Sevilla, va a ser asesinado por los golpistas en los primeros días y, además, ya desde el año 30, con la reorganización de la CNT y con la Segunda República en abril de 1931, pues Sánchez Rosa se va a mantener al margen del mundo sindical, dedicándose fundamentalmente a la educación. Que, volviendo a la pregunta anterior, es lo que finalmente va a decidir, va a ser el constructor, el creador de hombres nuevos en base a unos principios a través de la educación y en base a unos prinipios generales que provienen tanto de sus propias experiencias como a través de lo que va a publicar en sus libros como a través de los materiales de la Escuela Moderna, que durante muchos años difundió y que evidentemente le influyeron mucho.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Educación en Israel

     Dos principios esenciales de la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia eran el racionalismo y el laicismo. Un siglo más tarde, en España, la religión sigue estando dentro de las escuelas y la enseñanza del dogma se cuela en las aulas públicas ocupando unas horas valiosas que podían dedicarse a enseñanzas más necesarias. En Israel, según leemos hoy en un artículo de Eugenio García Gascón en Público, la situación es preocupante.

lunes, 3 de mayo de 2010

José Sánchez Rosa (I): Un hombre bueno

     José Sánchez Rosa es el nombre de una calle en Grazalema y de otra en Sevilla. En el pueblo gaditano hay también un busto suyo que preside la Asamblea municipal y en la capital hispalense un Centro de Educación de Adultos lleva su nombre. ¿Quién fue este personaje?
     José Sánchez Rosa (Grazalema, 1864-Sevilla, 1936) fue el hijo de un zapatero que muy pronto comenzó a estar presente en la dinámica del asociacionismo obrero gaditano. Gozaba de una excelente reputación como lector de prensa obrera y solía leer en público muchos artículos para la divulgación del ideal entre las clases trabajadoras. A los 18 años ya fue detenido junto a otros miembros de la Internacional a raíz de la oleada de represión que se produjo por la serranía gaditana a fines de 1882. Diez años más tarde volvería a ser detenido por considerársele una figura destacada del asalto campesino a Jerez y pasaría casi una década en la cárcel, hasta su indulto en 1901. Desde ese momento, Sánchez Rosa va a desarrollar una intensa actividad como militante obrero, propagandista ácrata y maestro.
     Tras su paso por el Campo de Gibraltar y por Aznalcóllar, donde trabajó como maestro en las escuelas dependientes de las sociedades obreras y donde completaba sus ingresos con el oficio de zapatero, recaló definitivamente en Sevilla en el verano de 1911, donde abrirá junto a su compañera Ana Villalobos, también maestra, y su hija Paca una escuela en la calle Pagés del Corro y posteriormente trasladada a la calle Enladrillada, donde permanecerá hasta 1936, cuando los golpistas sublevados contra la República lo saquen de su casa y lo asesinen. A esta escuela acudían niños entre tres y diez años por la mañana y adultos por la noche. Durante estos años, Sánchez Rosa estuvo también muy implicado en la organización del anarcosindicalismo sevillano.
     José Sánchez Rosa participó en numerosas giras de propaganda como orador para sembrar la semilla libertaria por la geografía andaluza y española. Fue además un gran escritor de folletos que tuvo siempre muy claro para quién escribía y para qué: para las clases trabajadoras y para ofrecerles herramientas que les ayudaran a comprender el mundo y así poder transformarlo. Tres obras suyas se convirtieron en libros imprescindibles en cualquier centro de tendencia libertaria: La aritmética del obrero, La gramática del obrero y El abogado del obrero.
     En uno de sus últimos escritos, "Paso libre a la Anarquía", publicado en el periódico CNT en octubre de 1933, Sánchez Rosa "se declaraba anarquista, es decir defensor de la verdadera libertad del género humano. Porque vivir en Anarquía significaba que nadie sería amo de nadie, que todos los hombres serían iguales al no depender de leyes artificiales, sino de las de la Naturaleza. El comunismo libertario, el sistema económico anárquico, pondría en posesión de todos la tierra y los tesoros que albergaba en sus entrañas, las demás riquezas naturales y todos los instrumentos de trabajo como máquinas, ferrocarriles y medios de comunicación. Acabaría así la 'inicua propiedad privada', que sería sustituida por la propiedad común, el libre acuerdo y el apoyo mutuo. Una sociedad en la que se organizaría la producción y el consumo de forma que a nadie le faltara de cuanto necesitara para vivir. La Anarquía era la única posibilidad que le quedaba a la humanidad una vez que monárquicos, republicanos, socialistas de Estado y comunistas estatales habían demostrado que nada bueno se podía esperar de ellos: sólo querían escalar el Poder, valiéndose de cualquier medio e incumpliendo toda clase de promesas. Es lo que estaba pasando con la República española. Hacía más de dos años que se había implantado y, quienes confiaban que ella les iba a garantizar la libertad individual, medios de vida, trabajo y bienestar, ya estaban desengañados"
     Estas últimas palabras pertenecen al historiador José Luis Gutiérrez Molina, cuya obra es imprescindible para conocer la evolución y las características del anarquismo en Andalucía. En 2005, publicó en la editorial Treveris-Libre Pensamiento un estudio que rescata y profundiza en la figura y obra de Sánchez Rosa: La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro y anarquista andaluz (1864-1936). El libro consta de dos partes: La vida de un anarquista, donde Gutiérrez Molina hace un recorrido biográfico de Sánchez Rosa dentro del contexto social de este período; y La obra de un anarquista: los folletos, que recoge los principales folletos escritos por Sánchez Rosa.
     Me puse en contacto con José Luis Gutiérrez Molina, siempre amable y dispuesto a colaborar, para hablar acerca del libro, de Sánchez Rosa, del anarquismo y de la educación. A lo largo de esta semana, publicaré en dos partes el resultado de dicha entrevista. 
     De la introducción del libro entresaco también las siguientes palabras que Gutiérrez Molina dedica a Sánchez Rosa: "Hombre de su tiempo, tuvo una confianza infinita en el progreso científico y en la capacidad humana para alejarse del mal. Hoy, algunos, podrán tacharle de ingenuo o, como se ha hecho, de desequilibrado; sin embargo, nadie podrá negarle su bondad, y tiene su vida tal grado de coherencia que no puede evitarse mirarle con simpatía. Sánchez Rosa fue, ante todo, un hombre bueno. Incluso en los artículos más encendidos que escribió, en los diálogos de sus folletos, siempre queda abierta la puerta de la confianza en la bondad natural del ser humano, en el apoyo mutuo y no en la competencia que es como avanza y alcanza su mayor plenitud. Quizás ahí resida la razón por la que el Estado, el Leviatán, tuviera la configuración que tuviera, nunca ignoró su figura. Monarquía, República y Dictadura fascista no se olvidaron de él. Lo condenaron, lo encarcelaron, lo desterraron y, finalmente, lo mataron. Era su presencia, su ejemplo, su propaganda por el hecho, lo que le convertía en peligroso".


[Los datos y citas de esta entrada están elaborados a partir de la introducción del libro de Gutiérrez Molina. Las dos citas en páginas 113-114 y 13 respectivamente]